Hace poco estuvimos hablando de dos de los riesgos nutricionales más importantes que existen en el embarazo, el tabaco y el alcohol. Hoy vamos a ver más en profundidad la parte nutricional. Seguiremos hablando de riesgos nutricionales en el embarazo, esta vez desde el punto de vista de la alimentación.
El embarazo es una de las etapas más importantes en la vida de una mujer. Cualquier madre hará todo lo posible para que su hijo crezca sano, y la alimentación materna juega un papel fundamental en el proceso.
Alimentación saludable durante el embarazo
Como ya hemos dicho otras veces, una alimentación saludable es muy importante en esta etapa de la vida, tanto para la salud de la madre como para la del futuro bebé. Hemos de tener en cuenta que somos nosotras las que estamos alimentando a nuestro hijo. Y por tanto, tenemos que estar pendientes de lo que comemos, ya que «lo que ingiere uno, lo ingiere el otro». Con esto no me refiero a que el bebé esté comiendo un tomate, o un trozo de carne; sino los nutrientes que se encuentran dentro de estos alimentos.
Llevando una alimentación saludable no vamos a conseguir únicamente una buena salud tanto para la madre como para el feto, sino que tiene otras finalidades:
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Cubrir las necesidades nutricionales de la madre.
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- Cubrir las necesidades nutricionales del feto para un correcto desarrollo y crecimiento.
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- Preparar al cuerpo para el momento del parto.
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- Proporcionarle al cuerpo los nutrientes necesarios para la futura lactancia materna.
- Favorecer una mejor recuperación de la madre después del parto.
Riesgos nutricionales en el embarazo
Muchos de los alimentos de los que vamos a hablar a continuación son saludables para la población general. En cambio, su consumo supone algunos riesgos durante el embarazo. A continuación vamos a hablar más detenidamente de cada uno de ellos.
Carne y productos cárnicos
Hay que tener cuidado con la carne cruda y la carne poco cocinada, como es el caso de los carpaccios, los patés o los embutidos. Su consumo aumenta el riesgo de padecer toxoplasmosis y listeriosis, dos enfermedades que son bastante peligrosas para el feto.
Es imprescindible cocinar muy bien la carne, asegurándonos que no quedan partes rojas ni hay sangre visible. En el caso de los embutidos, y aunque es preferible evitarlos, si quieren consumirse, una opción sería el jamón de pavo (que ya viene cocido). Para los embutidos curados se recomienda congelarlos al menos 4 días antes de consumirlo, o cocinarlo bien asegurándonos que alcanza altas temperaturas.
También es preferible limitar la carne de caza (jabalí, ciervo, perdiz, conejo…). Este grupo es importante puesto que para cazar estos animales, suelen utilizarse municiones de plomo, que podrían contaminar la carne del animal. Esto no sería más problemático si no fuese porque hay evidencias científicas de los efectos neurotóxicos que tiene el plomo en el feto.
Por último, incluiríamos el hígado (y los patés de hígado) en este grupo por su alto contenido en vitamina A, cuyo exceso puede provocar anomalías en el feto.
Pescado, marisco y derivados
El pescado es un alimento saludable, todos lo sabemos, pero puede ser un arma de doble filo en este periodo. Hay algunos pescados y mariscos que presentan niveles muy altos de mercurio, sobre todos aquellos que son grandes. El mercurio puede atravesar la placenta y la barrera hematoencefálica y pudiendo causar alteraciones a nivel del sistema nervioso central y el desarrollo cognitivo del bebé.
Entre los pescados que tienen un mayor contenido en mercurio se encuentran el pez espada, el tiburón, el mero, el atún rojo y el lucio. No por ello hay que dejar de tomar pescado azul, sino que podemos elegir aquellos que son pequeños, como las anchoas, el salmón o las sardinas.
El pescado crudo o poco cocinado tampoco se salva, ya que puede contener bacterias y parásitos como el Anisakis. Hablamos del sushi, sashimi, ceviche, carpaccios, ahumados, marinados…) Por tanto, se recomienda evitar su consumo. Para poder tomarlo con seguridad, es aconsejable un buen cocinado y además, una congelación previa al menos 5 días.
Leche y derivados lácteos
Si no se tienen en cuenta las normas de higiene y manipulación de estos alimentos, pueden contaminarse y poner en riesgo la salud de la madre y su hijo. Por tanto, se recomienda que la leche que se tome sea pasteurizada o UHT.
Lo mismo pasa con los derivados lácteos (yogures y quesos). Es importante leer las etiquetas para cerciorarnos de que están elaborados con leche pasteurizada.
Por tanto, debemos evitar la leche cruda y los quesos hechos con leche sin pasteurizar, como Brie, Feta, Camembert y todos aquellos que tienen moho, como el Roquefort. Se recomienda quitar la corteza y elegir preferiblemente quesos curados y pasteurizados, como el queso manchego.
Huevos
Para que su consumo sea seguro, han de estar bien cocinados. Los huevos crudos o poco cocinados pueden contener salmonela, un parásito que puede poner en riesgo la salud de la madre y del bebé.
Se recomienda evitar todas aquellas preparaciones que incluyan huevos crudos o poco cocinados, como pueden ser las tortillas poco cuajadas, el huevo pasado por agua, un huevo a la plancha poco hecho, una mayonesa casera, los postres hechos con huevo crudo, etc.
Frutas y verduras
No, por favor, no me malinterpretéis. No está ni prohibido ni desaconsejado comer frutas y verduras durante el embarazo. Todo lo contrario, se recomienda fomentar su consumo por todos los beneficios que nos aporta este grupo de alimentos.
Únicamente, y debido a que las frutas y verduras en su mayoría provienen del suelo, hay que tomar unas medidas preventivas y de higiene. Se recomienda pelar y/o lavar y desinfectar muy bien todo tipo de frutas y verduras. Para ello, podemos utilizar lejía de uso alimentario.
Por tanto, se recomienda evitar aquellas frutas y hortalizas crudas que no se hayan pelado o desinfectado previamente. También los brotes de vegetales crudos, como por ejemplo los brotes de alfalfa. Pueden contener bacterias que pueden causar efectos negativos, así que se recomienda cocinarlos bien.
Otros aspectos a tener en cuenta
Suplementos de hierbas y suplementos de vitaminas
Ambos deben de evitarse durante el embarazo, excepto prescripción médica. Los suplementos de hierbas porque pueden contener cafeína y otras sustancias potencialmente perjudiciales. Y lo suplementos multivitamínicos porque podemos excedernos de las cantidades diarias recomendadas de vitaminas y minerales. Hay que tener en cuenta lo que hemos hablado más arriba acerca de la vitamina A.
Cafeína y refrescos excitantes
Podemos encontrar la cafeína de forma natural en el té, el café o el chocolate, aunque también lo añaden a otros productos como los refrescos. Debido a sus propiedades estimulantes, que pueden no ser beneficiosas para el bebe, se aconseja no excederse en su consumo. Además, hay estudios que han relacionado un alto consumo de cafeína con bebés con bajo peso al nacer y abortos espontáneos.
Sal y azúcar
Debemos tomar sal con moderación, porque un alto consumo puede producir retención de líquidos y aumento de la tensión arterial. Esto puede derivar en problemas durante el embarazo y en el parto. Hay que tener especial cuidado con el consumo de alimentos enlatados y precocinados.
En cuanto al azúcar, poco tengo que decir. Ya se sabe que no es un alimento saludable y que debemos consumirlo en la menor medida posible. Pero en esta etapa tenemos que tener aún mucho más cuidado. Un exceso de azúcar, además de repercutir de forma negativa en cuanto al aumento de peso durante el embarazo, también aumenta en gran medida el riesgo de padecer diabetes gestacional. Esta diabetes no sólo predispone a la madre a padecer diabetes tipo II después del embarazo, sino que también lo hace con el bebé, aumentando sus posibilidades de padecer esta enfermedad en la edad adulta.
Conclusiones
Es conocido por todos que llevar unos hábitos de alimentación saludables nos va a ayudar a tener un buen estado de salud y una mejor calidad de vida. Esto se vuelve de vital importancia durante el embarazo, ya que estamos gestando una vida en nuestro interior. Tenemos que tener en cuenta que de lo que nosotros nos nutramos, se nutrirá nuestro futuro bebé.
Por tanto, trata de llevar una alimentación basada en alimentos vegetales variados, incluyendo proteínas de calidad y llevando una vida activa. Practica ejercicio físico también durante esta etapa, no te puede traer más que beneficios.
Por tanto, si tienes dudas en cuanto a la planificación de la alimentación en esta etapa tan importante de tu vida, no dudes en ponerte en contacto con un Dietista-Nutricionista especializado en nutrición infantil o con tu pediatra. Serán capaces de resolver todas tus dudas y te guiarán de manera profesional a lo largo de tu embarazo.